miércoles, septiembre 27, 2006

LA SOCIEDAD HISTÓRICA MELIPULLI Y LOS ESFUERZOS PIONEROS POR RESCATAR EL PATRIMONIO PUERTOMONTINO

El historiador Juan Carlos Velásquez en 1990 regresó a Puerto Montt, después de trabajar en varios liceos de Santiago como profesor. Ese mismo año empezó a publicar en un diario de esta ciudad, sus investigaciones de historia local. Allí se encontró con su colega Cásar A. Sánchez V., profesor en historia y geografía, titulado en la Universidad de Chile, que estaba desde marzo publicando sus artículos de divulgación histórica. Desde ese momento unieron sus esfuerzos para descubrir el patrimonio histórico-cultural de la ciudad y la región.

En las reuniones de la sociedad de escritores de Puerto Montt, fueron desarrollando la idea de constituir la Sociedad Histórica Melipulli. Así decidieron publicar una revista, donde mostraran sus estudios.

El boletín número 1 de esta sociedad, apareció en agosto de 1992, fueron 50 ejemplares, que se regalaban. Esta revista llevaba una reproducción de una fotografía antigua. Esto pudo lograrse por el apoyo del Centro de Estudio y Proyectos Sociales [ CEMPROS], dirigido por Marcelo Schilling, ONG, financiada por el gobierno sueco, vinculada al partido socialista, y que a nivel local era dirigida por el profesor Rolando Aravena, cumpliendo un destacado protagonismo en la campaña del No, en el periodo del plebiscito de 1988, y apoyando las actividades culturales de nuestra urbe. Esta institución, financió el papel y la reproducción fotográfica. El fotocopiado que a comienzos de la década de 1990 era muy caro por la escasez de locales para proveer estos servicios en la ciudad, fue hecho por el Instituto Profesional de Osorno [ I.P.O], que apoyó todas las actividades de esta sociedad.

Alcanzaron a publicar cinco números , siendo el boletín diciembre de 1992 el ultimo en salir, llegando en un momento a sacar cien ediciones de la publicación.

La Sociedad Histórica Melipulli, no se conformó con revisar documentación y diarios que atesoraban parte de la memoria pasada, sino que continuó su labor cada fin de semana, con cámara fotográfica y tomando apuntes, fueron recogiendo los testimonios de pobladores y personajes que cumplieron un destacado rol en la historia contemporánea de Puerto Montt. Pampa Irigoin, la migración chilota a la ciudad en 1930, la evolución del ferrocarril y la historia del puerto, fueron algunos de los temas que trataron. Lograron dar el impulso inicial para el desarrollo de una nueva historia, de la cotidianidad, del bajo pueblo , de la mentalidad, que rompía con la historia clasista y elitista hecha por el sacerdote Eduardo Tampe que desde mediados de 1980 había publicado sus investigaciones, centrada en personajes de las instituciones publicas y eclesiásticas, sin contradicciones, minimizando al máximo los conflictos sociales que dan origen a nuestra identidad.

Los profesores Juan Carlos Velásquez y César Sánchez, como todo explorador que penetra en tierras extrañas, entendieron la particularidades de la historia puertomontina, con metodologías cualitativas que privilegiaban el sentido de la voz y el valor de la fuente documental como prueba del tiempo.

La ciudadanía empezó a acostumbrarse a leer reportajes y conocer la historia local, abriendo las puertas para otras miradas críticas de la historia de la ciudad. En 1994, llegaba a su fin esta sociedad, dejando un legado que aun espera ser madurado por las futuras generaciones. Sus trabajos son preguntas, puertas, pasadizos hacia el pasado, en que están las claves de la respiración de la ciudad, el olvido es el vació sin salida. No hay héroes en los relatos de estos historiadores, sólo personajes de carne y hueso, que vagan en una estructura, tratando de hacer caminos para sobrevivir.