jueves, mayo 22, 2008

Nuevo domo en el volcán Chaitén

A la izquierda y en un tono claro se apreciar el nuevo domo que se generó en el volcán Chaitén

SERNAGEOMIN acaba de publicar un nuevo informe con la situación de la erupción del Volcán Chaitén en la que constata la aparición de un nuevo domo y los efecto de la inundación de Chaitén esto es lo que dice:
"La actividad eruptiva continúa y se ha iniciado ahora una fase de construcción de un domo (lava viscosa de lenta acumulación en torno al centro emisor) al interior del cráter activo, en el flanco norte del domo antiguo.

Las condiciones meteorológicas permitieron ayer, miércoles 21 de mayo, la aproximación aérea al centro eruptivo del volcán Chaitén pudiéndose apreciar, desde el sector sur, el flanco del domo sobre el cual se dispersaba hacia el sureste una columna baja que alimentaba una profusa caída de piroclastos en la zona proximal.

A su vez, desde el flanco norte pudo observarse, por primera vez, un notable domo nuevo, que se encuentra activo con explosiones esporádicas que generan volutas rojizas y flujos piroclásticos menores que descienden hacia el norte sobre su flanco".

En el extremo occidental de dicho domo nuevo, una columna blanca de vapor de agua se muestra igualmente activa. Hacia el sur, en el cráter activo, la columna eruptiva principal se mantiene vigorosa pero baja, empujada al sureste por los vientos dominantes. En general, la columna se ha mantenido de forma oscilatoria, con explosiones esporádicas que la elevan sobre el edificio volcánico.
A bordo del helicóptero Bolkow Naval 44 del buque Aquiles, se realizó un sobrevuelo de la franja costera entre Chumildén y Auchemó. Se constató la avanzada inundación de la ciudad de Chaitén y el significativo relleno de ésta con material piroclástico removilizado.

Ayer se completó la habilitación de las nuevas estaciones Chumildén y Auchemó, las más externas de la red sísmica de vigilancia y que han quedado con conexión telemétrica al Centro de Operaciones Queilen (COQ). Durante la jornada de hoy jueves se planea completar la instalación de la fase receptora de la señal que finalmente permitirá la recepción en tiempo real de ésta y su análisis inmediato.

Actividad Sísmica

El incremento de la actividad sísmica representado por un enjambre de eventos híbridos se atribuye, principalmente, a una migración de fluidos (magma y gases volcánicos). La sismicidad de baja frecuencia (3 hz) reflejaría el movimiento asociado con la emisión de magma, cuya acumulación en superficie da origen a la edificación de un nuevo domo. Las altas frecuencias, a su vez, corresponderían a derrumbes generados por el colapso del domo en formación.



Finalmente, SERNAGEOMIN mantiene la Alerta Volcánica Roja y aún continúa la preocupación por eventuales explosiones mayores que podrían producir la destrucción del domo antiguo y la generación de flujos piroclásticos. Tampoco se descarta la ocurrencia de explosiones laterales. La dinámica eruptiva incluye ahora la evolución del domo nuevo, cuyo crecimiento y colapso puede, a su vez, generar flujos piroclásticos sobre su flanco."
Foto: Sernageomin.www.sernageomin.cl

Recuerdos de un día agitado



El 22 de mayo de 1960 el contador Fernando Olavarría Uribe era un estudiante de primer año del Instituto comercial, que estaba en el almacén de su familia cuidando el negocio y haciendo su tarea de caligrafía. Así cumplía con un trato hecho con su padre, de trabajar en su día libre, ya que el anterior pudo ir al cine REX de Puerto Montt a ver “ Los tres compadres” una película mexicana.

“Era un día sin viento, muy calmo, algo despejado” recuerda Olavarria. En el almacén “El rápido” que había sido adquirido por su padre el comerciante proveniente de Río Puelo, Francisco Nicolás Olavarria el 28 de marzo de 1960, se atendía al público que circulaba por Angelmó que llegaba al único local comercial abierto ese domingo, entre ellos los tripulantes de las embarcaciones veleras que venían de las islas cercanas y de Chiloé. El horario de atención era todos los días entre 7 de la mañana a las 11 de la noche. Se vendía abarrotes y mucho queso de campo.

La advertencia

En la tarde llegaron al almacén “El Rápido” dos destacados comerciantes puertomontinos, Jacob Ásale y Andrés Reimares quienes pasaron a saludar a su amigo Francisco Nicolás Olavarria. En eso estaban cuando se produjo un temblor a las 15 horas. Los dos visitantes terminaron la conversación para subir a su auto porque temían algo peor. Aun en el ambiente estaban frescas las noticias del terremoto del 21 de mayo en Concepción y Talcahuano, [entre 6 a 7 grados], que causó cuantiosos daños en ambos lugares.



El terremoto


A las 15:10 horas Fernando Olavarria seguía en el mostrador del almacén paterno en Angelmó 260 haciendo sus tareas, mientras su padre y el resto de su familia estaban adentro de la casa jugando al naipe. De repente uno de sus cuatro hermanos entró al almacén pasando cerca donde se encontraba un lavamanos. Olavarria comenzó a sentir que estaba moviéndose el mostrador y culpó a su hermano de tal hecho, pero el temblor se fue agudizando hasta remecer cada vez con mayor fuerza la casa.

Toda su familia salió asustaba a causa del movimiento telúrico. Sus padres se colocaron en la puerta de la casa para sacar en orden a los que estaban allí. En la calle se tomaron de las manos, formando un círculo, que duró poco ya que la tierra se movió con más intensidad alcanzando los 11 grados en la escala de Mercalli, botándolos al suelo.
Este contador vio en esos momentos “un carretón y el caballo [que] no podía sostenerse parado”. El cerro Angelmó -donde sacaron la tierra a principios de la década de 1930 para rellenar el puerto- se derrumbó hacia la calzada, mientras “caían las grúas del puerto y el molo se desplazaba al mar con la carga que había en las bodegas”. El ruido y la onda sísmica semejaba “como olas” que se desplazaban contra el cerro de Angelmó y se devolvían con violencia al puerto, el cielo se nubló por la tierra que caída desde el cerro, produciéndose un ambiente muy tenso, mientras Olavarria sentando en una vereda trataba de ordenar sus ideas al ir pasando el sismo.

Los primeros minutos después del sismo

La gente que estaba en Angelmó después del terremoto estaba desconcertada, se abrazaba, lloraba, “gritaba, rezaba y pedía a Dios”. Los cables de luz se cortaron, siendo una nueva causa de preocupación para los que sufrían la consecuencias de la devastación. Un avión apareció de repente sobrevolando la zona, una mujer al verlo exclamo “¡avioncito, avioncito, llévame!”.
La familia de Fernando Olavarria se dio cuenta que el almacén “ El rápido” no había sufrido mayores daños con el sismo, entonces su padre Francisco Nicolás, que fue un dirigente campesino, decía: “ hay que ordenar el negocio”.
En eso estaban cuando escucharon unos nuevos gritos alertando que se venía el mar. El canal Tenglo quedó seco y muy angosto y de improviso una corriente muy fuerte entró por el canal desde el lado de Chinquihue. “ A las embarcaciones -recuerda Olavarria- que habían quedado varadas, las amontonó contra el malecón de Angelmó”, quedando únicamente el crujir de esas lanchas chilotas, llegando la marea al borde de la calle.
Toda esa corriente arrastró gran parte de la mercancía que cayó del puerto y la arrastró al Seno de Reloncavi, que en la noche encontraría las lanchas que a su paso golpearían los quintales de harina que flotaban en el mar.

El almacén “ El rápido” vuelve abrir

A las 16: 30 horas, aun los temblores seguían cada media hora, pero eran de mucha menor intensidad. El almacén “ El rápido” abrió sus puertas, era el único local comercial que estaba funcionando en esa tarde. Toda la mercadería se fue vendiendo, ya que la gente de Angelmó no tenía otro local donde adquirir productos. Los caminos estaban cortados al centro de Puerto Montt y el resto de negocios estaban destruidos por el sismo. Para adquirir más mercadería para vender fueron comprando los productos de los locales comerciales destruídos e iban en lancha al sector céntrico de la ciudad.



El toque de queda

A las 19:30 horas empezó el toque de queda, nadie podía salir de sus casas, la gente dormía en el patio, en casa de un piso. En esos instantes se corrió el rumor de que había ocurrido un maremoto en Ancud y que la ola iba venir a Puerto Montt. Los Olavarria le consultaron a los miembros de la Amada que estaban custodiando la seguridad en Angelmó y se encontraban cerca del almacén por esta información, respondiéndoles ellos que tenían un barco en la bahía que avisaría cualquier novedad.
Sin embargo surgirían dificultades con los marinos que estaban a cargo de ese estado de excepción. Se acusó a los dueños del almacén “El rápido” de que no querían vender la mercadería que estaba en el negocio. Entonces los llevaron adentro del local y le mostraron que ya a esa hora nos les quedaba nada.
Producto del toque de queda en la noche se escucharon muchos disparos hechos por los marinos que custodiaban el puerto y las bodegas de Angelmó, mientras individuos intentaban robaban para comer.

La noche

Incomunicados y sin saber qué pasaba con los parientes que estaban lejos de Puerto Montt, los integrantes de la familia de Fernando Olavarria permanecían en su casa. Por suerte se dieron cuenta que la radio portátil que compró su padre estaba en buenas condiciones. Ahí se enteraron de noticias alarmantes provenientes de las radios de Santiago: “Puerto Montt Arde en los cuatro costados”; “Ancud desaparecido”, etc.
Como la información no era alentadora se prepararon para lo peor; “como estábamos nosotros al lado del cerro durante la tarde hicimos un camino, dentro de la maleza hacia arriba”. Se armó una guardia con miembros de la familia para avisar cualquier novedad durante la noche, pero se produjo únicamente una leve llovizna.





Los días posteriores

Sin luz, pero con agua proveniente de una vertiente, la gente de Angelmó trataba en los primeros días después del sismo de volver a su vida habitual. Personal de la municipalidad pasaba marcando las casas que iban hacer demolidas, poniéndoles una cruz roja a las casas que tenían que ser demolidas, salvándose muy pocas construcciones.
En la ciudad de Puerto Montt se reunían muchas personas alrededor de las ollas comunes, como en la Quinta Compañía de Bomberos donde había filas al momento de comer. Se suspendieron las clases, el edificio del Instituto Comercial quedó destruido pudiendo volver las clases a fines de junio [ trasladaron las clases al Instituto Alemán y después al Liceo de Hombres]. El molino Goecke que estaba en calle Urmeneta con Pérez Rosales cayó y la comisaría donde está hoy la prefectura -en Urmeneta con Ejército- se incendió escuchándose los disparos de las municiones, siendo una pequeña muestra de la destrucción que recorrió la ciudad.
Al pasar el tiempo, el miedo y los temores del terremoto de 1960 parecen olvidarse, pero como dice Fernando Olavaria, cualquier movimiento o sismo que ocurre en el mundo hace revivir los recuerdo de aquel día cuando la tierra remeció con violencia esta zona austral del mundo.

Nota:
El Molino Goecke: Era una casona de cuatro pisos, como era un molino de trigo la existencia de cereal estaba en el último piso, porque hay se ponía el trigo para su molienda. El peso de arriba hizo que se derrumbara el piso entero, quedando una persona atrapada en el molino y que estuvo ocho días alimentándose únicamente de trigo hasta el momento de su rescate.

Esta nota fue publicada en este blog originalmente el 22 de mayo del 2008