miércoles, octubre 22, 2014

Impresiones del que pasa veloz sobre cinco países de Europa parte 3

Los fusilados del 3 de mayo

  Bajando por el montaña del Principe Pio comienza a surgir las imágenes de un cuadro que se encuentra en el museo del Prado es el llamado El tres de mayo de 1808 en Madrid del pintor aragonés Francisco de Goya que intentaba reflejar de modo impactante la lucha del pueblo español contra el imperialismo francés en el contexto del levantamiento del 2 de mayo de aquel año que iniciaba la guerra de independencia de este país.


La obra refleja a los patriotas que fueron fusilados por las tropas francesas en la Montaña del Principe Pio al alba de ese trágico 3 de mayo.

Continuo mi recorrido hasta llegar a la línea de tren, de pronto me encuentro con un mural de loza que muestra una exacta reproducción del cuadro de Goya, allí yacen los 43 victimas de la represión de las fuerzas napoleónicas en el acceso al antiguo cementerio del personal de servicio del palacio real. Recientemente se ha ido identificando algunos de sus nombres de profesión albañiles, funcionarios de la época, botilleros entre otros[1].
Es una huella, un vestigio de las luchas que ha enfrentado esta nación.
Se respira un ambiente de quietud, también la sensación de la injusticia y del horror de la guerra que en esa pintura nos llama para buscar la paz.



[1] Las víctimas ya tienen nombre, diario el Pais de España 12 de abril 2008, en http://elpais.com/diario/2008/04/12/cultura/1207951203_850215.html

Impresiones del que pasa veloz sobre cinco países de Europa parte II

El encuentro con el templo de Debod
Al día siguiente me levante muy temprano para ir a conocer el Templo de Debod. Situado en la montaña del Principe Pio me maraville por esta edificación del antiguo Egipto que fue un regalo del gobierno egipcio en 1968 a España por el apoyo dado en el salvamento de los templos de Abu Simbel afectados por la construcción de la represa de Asuán.

Originalmente creada en la Baja Nubia 200 años antes de nuestra Era fue construido por el  rey kushita Adijalamani de Meroe y  dedicado al dios Amón de Debod, “padre de todos los vientos”, y a Isis de Filé, “diosa de la maternidad”, siendo inaugurado en su actual emplazamiento el 20 de julio de 1972 después de un arduo y complicado proceso de reconstrucción, no quedando exenta de polémica en su proceso de conservación del estado original de la misma.


 El templo en si mantiene aún con todo mantiene ese espíritu de solemnidad original, el sol a esa hora inundaba el entorno, la piedra milenaria aún dice algo al visitante, en este destello evocador alterado por el tiempo de lo que fue una gran civilización.
Uno entiende que es parte de algo un más allá, unido a la geografía.

La mirada se abre a la inmensidad, siendo el aliento finito un mensaje que deja huella en esa edificación viajera desde lejanas tierras.