miércoles, noviembre 08, 2006

DOÑA LICIA: TESTIGO PRIVILEGIADA DE LA APASIONANTE HISTORIA CULTURAL DE PUERTO MONTT



Licia Alvarado Díaz nació en Ancud, Chiloé, en 1928. Llegó a Puerto Montt, muy joven, siendo una activa participante en la vida social de esta ciudad.

Desde el Instituto Comercial, a principios de la década de 1940, afloró su interés por la literatura que germinó en obras tan interesantes como “Trozos de tiempo” [2002] y “Trozos de Vida” [1997]. En sus recuerdos se expresan el ritmo de otros tiempos, donde las pasiones políticas y culturales dejan su impresiones en la cotidianeidad.

En su casa, rodeada de sus recuerdos, junto a su piano y sus perros recibió a El Gong, con la amabilidad característica de quienes llevan en sus venas sangre chilota.
ORDEN DEL PAPÁ

-¿En qué año llegó a la ciudad de Puerto Montt?

-En 1943, a finales de febrero, porque el 3 a 4 de marzo comenzaba las clases en el recién creado Instituto Comercial de Puerto Montt.

-¿Como era la vida de los jóvenes en el Instituto Comercial de la época?

-Mira, los niños eran tan diferentes a lo que son hoy. Un respeto tremendo por sus compañeras mujeres, éramos amigos. Finalmente había muchas mujeres que empezaron a llegar de Frutillar, Maullín. Llegaron muchos chicos y chicas descendientes de alemanes al instituto, fue como una cosa que gustó a toda la zona la creación de ese colegio y yo venía llegando de Ancud porque mis padres me obligaron a venir; a mí me gustaba estudiar literatura, quería ser profesora, [y me dijeron ] “usted se va a estudiar comercio, porque hay un solo contador en Ancud ”. Nunca más volví, en una gira de estudio conocí a mi marido, me casé y quedé aquí.
SALVADOR ZURITA*

-¿En el Instituto Comercial conoció a Salvador Zurita ?.

-Salvador Zurita nos hacía taquigrafía, además de castellano. Lo recuerdo tan alto como tú, quizás un poco más, de pelo negro bien liso, cara redonda, muy amistoso, amable. El se ponía en su calidad de niño o de alumno, nunca fue como un profesor ceñudo, testarudo o que retaba fuerte, nada de eso. Entonces nosotros éramos igual con él, y empezamos a quererlo así, le gustaba el deporte, entusiasmaba a los chiquillos para eso, nosotros con la poesía, que recitemos, diálogo, comedias, y de eso nos preocupábamos después de clases. En su casa hacía tertulias y nos invitaba, y ahí nos juntábamos con otras personas, conocidas de él.

-¿Cómo eran las tertulias que hacía?

-Cuando nos juntábamos en la casa de Salvador Zurita en calle Huasco iban de Puerto Montt muchas personas que yo no conocía y que eran artistas; con el tiempo supe quien era tal persona que llegaba allí, pero en aquel momento no, porque éramos muy jóvenes.

-Parece que era una persona entusiasta, tengo entendido que organizó giras de estudio...
-Eso fue casi lo último que organizó, pero hizo todas las fiestas que habían en el colegio con don Pancho Sepúlveda, con la señora Clarita Marchant, con la hermana de Salvador Zurita, que estaba de inspectora general, que todavía vive. Formó los clubes deportivos de esto de lo otro, de pin pon, de básquetbol, de fútbol, si no estaba quieto organizando una y otra cosa con Rosamel Muñoz, que eran de bien poquitos años de diferencia con nosotros, porque cuando él llego nosotros teníamos 15 a 17 años, ellos no tenían más de 24 años.

-¿Cuál era la visión de Puerto Montt de Don Salvador Zurita?

-Adoraba Puerto Montt porque el nació aquí y en su poesía puso lo que era en aquellos años, publicó un solo libro. Escribió en volantes, pero que todo lo iba a recopilar en un libro, y eso lo fue guardando en su casa; sin embargo se quemó la casa donde vivían [con su familia], eso se perdió todo, otro poco que les quedaba se los mojó el terremoto de 1960 [cuando] estaban en el centro en ese tiempo. Él se casó con una señorita de Osorno, [y su nombre completo era ] Jesús Salvador Zurita Mella.

-¿Él tenía la idea de crear una universidad?

-Sí, era su sueño, cuando íbamos a Pelluco a la playa decía, chiquillas ¿dónde les gustaría más la universidad?, en la Isla Tenglo podría ser... qué lindo se vería desde acá o mejor en Pelluco en fin, se conversaba de eso.

-¿Pero nunca lo esbozó en un proyecto?

-El proyecto lo tenia él para después, pero murió tan joven.

-¿Y cuál fue la impresión que causó la muerte de Salvador Zurita?

-Nosotros lo veíamos en clases durante esa semana, tomándose el estomago al lado derecho, tomándose la pierna que le molestaba mucho, más de algún colega, no nosotros qué íbamos a saber, pero no se nos paso a las mujeres por la mente que fuera una enfermedad que tuviera él. Una noche llegó a su casa y me contó Elena Zurita su hermana, que tuvieron que llamar a su médico que era Osnovikoff, o si no Hollemberg, los únicos dos médicos. Resulta que había una fiesta en el Club Alemán y estaban después de la cena bebiendo, qué se yo, y esos médicos tuvieron que ir así como estaban al hospital, lo operaron y hay quedó.

-¿Cuál es la imagen final que le queda de Salvador Zurita?

-Más que profesor fue un amigo, era un hombre que aconsejaba.

-¿Y su poesía?

-Su poesía trata sobre todo de Puerto Montt, de los alrededores, pero tenía otra poesía también de lo cotidiano, que lo guardaba más en la intimidad, todo eso se perdió.
AMOR EN LA GIRA DE ESTUDIOS

-Continuando con el tema de su vida, después de salir de contadora ¿usted vivió en Puerto Montt, se casó y formó su familia?

-Esa gira de estudios que hizo Salvador Zurita primero con su curso a Buenos Aires, Rosamel Muñoz lo hizo con nosotros en barco, en el vapor “ Puyehue ”.

-¿Qué año seria?

-En 1947 fue la gira de estudios, salimos de aquí en el mes de septiembre y llegamos en barco en el vapor “ Puyehue” hasta Valparaíso. Allí fue donde conocí a Francisco, andaba de tercer piloto del “ Puyehue ”. Al mes siguiente llegó a Punta Arenas y pidió su traslado a la zona a la empresa marítima, en noviembre y en diciembre nos casamos. Lo que es la vida...

-¿Llegó a Buenos Aires usted también?

-No, no. Ahí fue Zurita a Buenos Aires, fue con su curso, ahí había más mujeres. Nosotros con Rosamel. En el curso mío iba yo nada más como mujer, estaba yo sola, en el quinto año. Julia, la profesora de gimnasia tuvo que ir conmigo, si porque no podía ir yo sola con los chiquillos. Todos eran mayores que yo. Ellos eran séptimo y yo de octavo, era el ultimo curso. Después teníamos que hacer la practica y posteriormente el examen de grado.
EPOCA DE PINTORES

-En los años 1950 comienza la época de los pintores de Puerto Montt, ¿ a quien conoció en esos días?.

-A la única persona que yo conocí, que venia a trabajar solo a Puerto Montt fue a Pacheco Altamirano. Yo lo veía de lejos. Íbamos hasta Angelmo con la Luisa Cárdenas Hein, ella estaba un curso más adelantada que yo. Ella me empezó a enseñar, a contarme de Puerto Montt. Entonces [ me dijo] mira ya viene Pacheco Altamirano a pintar y se ponía en el pontón, allí donde hay un terraplén, donde están los botes que van a la isla Tenglo y ahí no se de qué manera pintaba este hombre porque yo lo veía por detrás de espalda con su caballete y sus cosas, y ni siquiera se daba vuelta a mirarme.

¿Y Manoly?

-Manoly sí, desde cabro chico, desde que iba con la Norkita, de 14 a 16 años, la edad de nosotros, la edad de los chicos que tomábamos la góndola. Eran dos góndolas no más una que iba y otra que volvía, daba la vuelta donde estaba la farmacia Chile, se iba por Varas, y volvía por Urmeneta.

-¿Dónde pintaba Manoly?

-En Angelmó al lado de las lanchas, por ahí, con Vicencio también.

-¿Hardy Wistuba?

-Era más viejo que yo. No lo vi pintando a Wistuba.

-¿Quién era Luis Vicencio?

-Vicencio vivía en Urmeneta. Su familia era muy conocida, pero se fueron a vivir a Santiago, y no se vio más. Era de Puerto Montt.

-Del ambiente cultural ¿qué había en ese tiempo?

-Mira, de empezar, nosotros todo lo hacíamos en el instituto nada más.
TERREMOTO DEL 60

-¿Cómo era Puerto Montt de los años cincuenta?

-Después del terremoto empezaron a pavimentarse las calles. Chorrillos, Miraflores era tierral y pedrerío. Urmeneta lo mismo, para abajo hasta la llegada de Varas, antes de la subida de calle Lota, desde ahí para allá empezó a pavimentarse, estaba pavimentado pero feamente, antes del terremoto. Empezaba una línea muy angostita desde el cerro Miramar y llegaba hasta Pérez Rosales, pero allí en ese tiempo había una frutería grande de los hermanos Viro.

-Y después vino el terremoto...

-Mis niñas se fueron con las nanas, andaban las dos pequeñas. Mi marido con la hijita mayor, andaban donde una prima de mi marido arriba en Lintz, y mamá por otro lado visitando a una hermana. Yo estaba jugando casino con mi papá. Jugábamos, brisca, casino, quedábamos solos los dos el día domingo, yo haciendo mis tareas, aquí en calle Linares donde vivíamos. En eso estábamos. Nuestra escalera se abrió más de medio metro, esa casa se iba para adelante, para atrás. Nosotros pensábamos que ya se iba a desmoronar, pero no le pasó nada, era una casa de la sucesión Wistuba que compraron mis padres.
-¿Posteriormente fue a buscar a su gente?

-Anduve toda esa tarde corriendo por el centro y desde el centro por la costanera. Nadie se hablaba, ni miraba a nadie, todos corrían en busca de su gente, entonces alguien me gritó “¡señora Licia las niñitas vienen por Urmeneta con un matrimonio!” , allá partí y no encontré a nadie, fue una cosa desesperante.

-¿Estaba todo destruído?

-Sí, todo el molo, los barcos. A mi marido le había tocado guardia, era piloto, tuvieron que salir a la gira como le llaman ellos, porque sino podían chocar con el molo o la grúa que cayeron, se salvaron de milagro.
RENACER CULTURAL

-¿Después del terremoto las actividades culturales parece que se movieron más?

-Claro, pasaron años en que la cosa cultural se oía hablar de [los colegios] San Javier o la Inmaculada, que hacían algo. Pero después del terremoto del 60 ni había clases.El hospital que había no se desmoronó totalmente, pero quedó en malas condiciones, lo mismo que el hospital Santa María, que después no funciono nunca más, que estaba a la bajada de Huasco, un hospital de un solo piso, muy largo. Era tanta la preocupación por la que estábamos pasando, más nos preocupaban los familiares, qué les pasó a los que estaban acá, [ recién comenzó] el ambiente cultural entre 1967-1970.

-¿Quiénes aparecieron en esa época?

-En esa época me llegó de repente una invitación, en una reunión que tuvimos con el Colegio de Contadores, yo había formado el departamento femenino del colegio, y don Hein Kunz era el presidente y entonces me dice que a él le ha llegado una carta, dice a todos nosotros, que estamos en reunión, que la había enviado Don Mario Aguila Benavides, que era el presidente de la Corte de Apelaciones de Puerto Montt, que estaba formando una corporación cultural , entonces pidió quién podría representarlos, ya que había que mandar a alguien, se lo pedía don Mario Aguila. Entonces dijeron que yo, me enviaron a mí representando al Colegio de Contadores, ya había formado el departamento femenino [de esta institución]. Así llegué a la Corporación Cultural, y esto fue el año 1970 más o menos.
BAJO EL REGIMEN MILITAR

-¿El golpe de 1973 le afectó por el tema familiar?

-Mi niña estaba estudiando en la [Universidad de] Chile, mi hijo estaba en Concepción. Mi hijo llegó dos a tres días después del golpe de estado en un camión, tirado en fardos de pasto, así lo trajo un camionero de Concepción. Eso es mejor no hablarlo, da mucha pena, desespera.

-¿En esa época la Corporación Cultural debía hacer sus actividades prácticamente ocultos?

-Sí. Ya comenzaron a traer gente para dictar charlas, leer poesía, cuentos, ya tomó las riendas Nelson Navarro para formar el departamento literario de la Corporación Cultural en 1978. Nos reuníamos una vez a la semana, en el tercer piso del Diego Rivera, había un restaurante nada más, y unas cuantas piecesitas, allí nos reuníamos, no éramos muchos.

-¿Allí surgió la idea de hacer el primer Arcoiris de poesía?

-Claro, después de formar ese departamento literario con Nelson se formó el Arcoiris de poesía. Se hizo allí mismo en la misma sala, en el mismo salón. [leyeron] Nelson, yo, ahí se invitó a la Marlene Bohle.

-¿Después Ud., empieza a publicar libros?

-Después dejé la corporación, me fui a Santiago, estuve en la [Universidad] Católica estudiando literatura, y había sacado un libro de poemas, que no me gustó nada; hicimos un libro de cuentos en la universidad, que le gustó mucho a la gente, entonces yo dije ya estoy mas o menos para hacer algo por mi sola, e hice “Trozos de tiempo”, “ Trozos de vida”.
TERREMOTO PENDIENTE

-Por ultimo ¿cómo ve a Puerto Montt actualmente?

-Puerto Montt está muy distinto, está cambiado. Tengo unas ganas de criticar lo que están haciendo, porque a raíz de ese terremoto vinieron a estar 6 meses aquí, sismógrafos de los Estados Unidos, que nos decían que en unos 50 años más, que no nos preocupemos ahora, que durante ese tiempo podemos estar tranquilos, porque no habría otro maremoto, porque aquí hubo terremoto con maremoto, y ahora se han puesto a construir, debajo de la costanera, sobre la arena, edificios. Qué se imaginan estos, que son sobrehumanos, que pueden más que Dios, yo estaré muerta seguramente cuando haya otro terremoto, pero de haber, va haber...

*Jesús Salvador Zurita Mella [ 1922-1952 ], murió a los 29 años de edad. Fue el primer poeta de Puerto Montt, publicó su único libro “ Rumores del Austro” en 1948.

Nota: Fotos gentileza Jaime Mansilla.