lunes, julio 14, 2008

Chaitén: Más allá de la humanidad II parte

El rito de paso

Cerca de las 9:30 de la mañana comienza el operativo de desembarco hacia Chaitén de los cerca 215 pobladores que entrarían por dos horas a reconocer el estado de sus hogares. En botes zodiac salían desde la barcaza de la armada Rancagua que había zarpado desde Puerto Montt a las 11 de la noche del pasado lunes 30 de junio. Las condiciones climáticas y de viento eran muy favorables para todo el operativo de retorno de esa gente que llevaban dos meses de no ver su terruño.


Todo parecía un rito de pasaje. El agua de la bahía que separa un estado existencial para entrar en otro. La barcaza que era la civilización, un orden definido alejado, dejando arrastrar la conciencia en lo incierto de ese pueblo devastado que se encontraba suspendido aún por una cada vez más leve capa de niebla.

Era como un dejar de ser. Sacar una parte de si a lo lejos para que el cuerpo se entregara a la transformación. En que el respiro esta a merced de los capricho de una criatura incontrolable salida de esos abismo que describe el escritor estadounidense Howard Phillips Lovecraft.


Al desembarcar estaba personal de ejército con 5 camiones y un bus esperando a los pobladores para trasladarlo a sus hogares y rescatar los enseres que puedan. La gente de la delegación presidencial tenía una lista de las personas y los sectores del pueblo a los cuales irían.

Lo primero que impresiona en el embarcadero es un vehiculo cubierto de ceniza. Parece un ser del pasado, en una dimensión ajena, un fantasma de lo que fue y ya nunca podrá ser.


Viaje al corazón de ceniza


Entramos a Chaitén a las 10: 00 de la mañana. Todo era destrucción. El río Blanco había dividido en dos al pueblo. La ceniza estaba congelada lo que permitía caminar por la zona de lo que fue la calle Pillán que ya no existe ya que todo lo arraso las aguas de ese caudal de agua , ceniza y escombros que se abrió paso hasta desembocar en el mar.
La capa de ceniza congelada en algunas partes era tan limpia que asemejaba una pista de patinaje. Uno en esos instantes sentía vivir un episodio de los archivos X o de lost, un personaje en una historia paranormal tan viva que los sentidos lo recogían excitados a un 100 por ciento.

Un camión dado vuelta, deformado en el suelo, casas derrumbadas, huertos destruidos, mientras los cerros cubiertos por la vegetación disminuían nuestra soberbia razón, la poca cosa que somos, eso que esta más allá, formas de vida con su propia lógica florecen, viendo nuestros estados alterados, lo animal , lo bestial a sentido he se rugido cientos de veces de volcanes que arrasan con geografía y dibujan su propio mapa como lo han hecho miles de veces en esta tierra milenaria.

Continuara....

Chaitén: Más allá de la humanidad I Parte

Cubierto con una tenue niebla Chaitén recibe al visitante a lo lejos. La columna eruptiva de ceniza se alza a la distancia como un manto negro que parte el cielo estrellado ha eso de las 6:30 de la mañana del 1 de julio del 2008. Cuando los pequeños atisbos de la luz del sol penetran en el horizonte se puede ver la continuidad y la fuerza de esa masa que se coloca en medio de los cerros, majestuoso como algo que va más allá de la comprensión humana, reducida a su tiempo tan finito y limitado.


Columna eruptiva del volcán Chaitén desde la barcaza Rancagua en la mañana



El pueblo de la memoria

Desde el inicio de la erupción del volcán Chaitén el 30 de abril todo fue ruptura para los chaiteninos. Ese lugar que estaba ha 10 kilómetros del sector urbano parecía ser parte del paisaje, dormido, inofensivo para excursionar quizás, no un volcán, una sorpresa absoluta. Nadie sabia que hace cerca de 7420 A.C. presento una gran erupción y que parte del material emitido seria usado por los pueblos indígenas que recorrían la costa del océano pacifico para construir artefacto para su subsistencia, ni tampoco habían oído del vulcanólogo Óscar González-Ferrán que en su libro "Atlas de los volcanes de Chile" de 1994 afirmaba que ese supuesto insignificante cerro era un volcán.


Chaitén desde la distancia en la mañana



Todo fue una sorpresa para los habitantes de Chaitén. Irse de sus hogares, sin pensar en la magnitud que alcanzaría el evento eruptivo y que esa supuesta salida pasajera de su tierra se iba alargar hasta nuestros días no estaba en los planes de nadie.

Llegar a Puerto Montt significo el inicio de una nueva vida. No más el circulo de conocidos, las cortas distancias entre casa y casa, las partidas de truco nocturna , el mate y el entorno natural que acompañaba la vista. Los códigos, secretos y conflictos en su territorio, quedaban obsoletos al pisar esa urbe.

Eran una tribu urbana más en esa ciudad 225.008 habitantes que sobrepasaba por lejos 7.182 de Chaitén. Desde la llegada a los albergues se dieron cuenta que ya nada era igual. Todo era más individualista en Puerto Montt, las distancias se alargaban, la cultura de masa con los mall eran parte de un escenario donde la modernidad no tenia tiempo para la historia todo era un presente, un día consumido a un ritmo acelerado.

Entonces los Chaiteninos se refugiaron entre ellos, la adversidad ha sido su norte, la memoria de esos primeros colonizadores que se abrieron paso entre la vegetación y el clima adverso para ir formando esa localidad en 1933, se torno como un recuerdo vivo como la de ese pueblo que abandonaron que ha quedado en la memoria. Una imagen perpetua idealizada, mientras el río blanco y las cenizas van clavando sus marcas para borrar lo que fue.


Chaiteninos dentro de la barcaza Rancagua



Tres tiempos

En el viaje en la barcaza Rancagua uno se da cuenta conversando con los desplazados de Chaitén que ahí tres tiempos para vivir los que ha pasado. Uno es del duelo permanente, la incapacidad de aceptar la perdida, una inadaptación a lo nuevo aguda donde el paisaje se torna agresivo, el solo ruido de los motores, cruzar una calle donde los vehículos se desplazan una y otra vez, se les torna chocante. Sus animales, el huerto, el aire puro, las amistades se buscan en un entorno que parece ser un vació permanente. Entre los más ancianos se da más esta situación aunque no es solo patrimonio de una generación.


Chaiteninos esperando el desembarque a sus tierras



El otro tiempo es de aceptar las cosas tal cual y adaptarse a los hechos. Eso se da entre los más jóvenes que luchan por sus derechos y planifican el retorno a su tierra cuando pase la erupción.

Por ultimo están los que después de vivir esta experiencia traumática quieren hacer su vida en otra parte para quedarse con el recuerdo de lo que fue.

Sin embargo, esta claro que entre los Chaiteninos existe un vivo deseo de volver a formar su pueblo, asumiendo lo vivido, por que el plano del pueblo, las relaciones humanas y su futura historia va estar marcada por la presencia del volcán Chaitén.

continuara........