martes, mayo 22, 2007

Nieblas en el vagón


La historia de la museografía en Puerto Montt a sido una historia tormentosa, pero el presente es invadido por la niebla aquella que nos hace ver a las distancia ilusiones.
El 10 de febrero del 2003 se inauguró con motivo de las diversas actividades vinculadas a la conmemoración de los 150 años de la ciudad de Puerto Montt, la sala Pablo Neruda, con forma de un antiguo vagón de tren que fue construida por la Municipalidad bajo la supervisión arquitectónica del Director de obras Municipales Nelson González, con elementos propios de la zona para potenciar un espacio denominado Museo Ferroviario donde esta la Locomotora Quepe ( primera locomotora llegada a la ciudad en 1912). Aunque se pretendió transformar ese lugar en un rincón de libertad creativa, encuentro y reflexión para la comunidad puertomontina la realidad demostró lo contrario.
Partamos analizando la sala Pablo Neruda. La estructura sufre un deterioro por que la madera de la construcción tiende a combarse, arrugar por los cambios de temperatura, quedando grietas entre el piso y los costados. Por eso las exposiciones que se montan quedan sujetas a la acción de la humedad, el viento y el polvo entre los factores más importante. Además esta sala de exposición dependiente del museo no cuenta con presencia permanente de personal que cuide el recinto esto a llevado a que se produzcan robo en su interior y a episodios de vandalismos tan graves como el ocurrido el 31 de julio del 2004 con la exposición “Pinceladas a Neruda” donde participaron 12 artistas locales, dañando doce cuadros de un total de 30 elevándose los perjuicios a una cifra cercana a los 800 mil pesos.
Sin una adecuada planificación, las actividades que se han realizado en este supuesto recinto artístico han tenido poco impacto en la comunidad puertomontina, por problemas de difusión y poca participación de los actores sociales de la ciudad. Así la desolación es el único protagonista de su efímera vida.
Esto se suma al abandono que esta la locomotora Quepe, que a servido de refugio de vagabundos, letrina publica y uno los lugares peligrosos de la ciudad por los episodios delictivos ocurridos en el lugar. Por otra parte la sala Pablo Neruda, que a sido victima de los vándalos se a trasformado también en un campamento para los menesterosos y delincuentes sin que a la autoridad haga algo al respecto.
Todo esto tiene que ver con un problema mayor la desorientación de las autoridades municipales. No se ha hecho una política cultural, en el plano urbano no existe una visión en conjunto de la ciudad, ni hablar con el patrimonio museológico que históricamente a sido devastado sistemáticamente por no tener personas calificadas en la conservación de los objetos. Por eso hablar de nuevos museos en Puerto Montt implica que se debe tener cuidado no solo en la exhibición de los objetos y su preservación, sino para que necesitamos otros lugares de exhibición del patrimonio cultural; vamos a repartir pobreza en el presupuesto de esto sitios o entregar puestos para complacer al partido de turno marginando a los especialistas en el área, son preguntas que surgen mientras a lo lejos las ilusiones no nos dicen nada del futuro.