
Uno esta en un laberinto de voces y sonidos que se pierden entre las aguas y el paisaje que minimiza esa nave que avanza rumbo fijo a su destino.

Tan solo 20 minutos, a veces más dependiendo las condiciones climáticas, los pasajeros están en esta pausa obligada en su transito por un camino , un lugar donde puedan seguir dibujando su vida en el cielo austral.
