martes, diciembre 02, 2014

Impresiones del que pasa veloz sobre cinco países de Europa parte 17

Del Palacio de Buckingham a la Abadía de Westminster








El martes 7 de octubre después de terminar una rápida visita panorámica por Londres con un guía local, nos bajamos con mi madre por el Palacio de Buckingham la residencia oficial del monarca británico, salía por esas horas la guardia del lugar con sus gallardos caballos.
Me aproxime a las rejas a tomar un par de fotos, muchos turistas estaban a esa hora, con un cielo absolutamente despejado, se hacían las condiciones ideales para caminar.
Avanzamos por una calle que iba directo a la plaza Trafalgar. En eso tomamos un alto en una galería de una asociación de artistas independientes Britanicos, donde se exhibían las últimas vanguardias artísticas.
A mediodía llegamos a plaza Trafalgar en el centro de Londres, construida en conmemoración por  la Batalla de Trafalgar del 21 de octubre del año 1805  en la que la armada británica aplasto a las armadas francesa y española estaba lleno de niños, gente que pasaba por el lugar o simplemente descansando. En un rincón un gaitero tocaba algo de  tinte céltico, por otro lado habia algunos jóvenes bailando, pero lo que más me llamo la atención fue un gallo gigante azul de la artista alemana Katharina Fritsch que se había instalado reciente y por tiempo temporal, quizás la única gracia es como si estuviera fuera de lugar, como una provocación para el entorno, el arte es un juego que sigue sus caminos.
Entro al National Gallery de Londres para apreciar algunas de las cumbres del arte de todo los tiempos como " Los Girasoles" De Vincent Van Gogh, que brillan con una vida que trasciende del color, George Seurat " bañistas en asnieres" con sus finas pinceladas y con la obstinada fuerza de  Joseph Mallord William Turner en sus cuadros pase las horas abriendo puertas a tiempos y mundos lejanos y tan cercanos a los dilemas contemporáneos.
Después nos fuimos caminando hacia al sur de la plaza de trafalgar, donde se encuentra Horse Guards Parade,  donde se producen a diario el cambio de guardia a caballo y acá se celebran desfiles y celebraciones.









Al pasar me encuentro con el cenotafio que recuerda a los caídos de las dos guerras mundiales. Seguirán apareciendo los monumentos a las víctimas de los horrores de la guerra por todas partes.
  Si no fuera por las medidas de seguridad abría pasado de largo el Número 10 de Downing Street  la residencia oficial y oficina de trabajo del Primer Lord del Tesoro y del Primer Ministro del Reino Unido. Acá se teje las redes del poder y las decisiones que marcan la historia en este espacio no llamativo, donde se respira lejanía de las fuerzas del orden.
Con un buen paso llego hasta la zona del  Palacio de Westminster que alberga las dos cámaras del Parlamento del Reino Unido, este edificio ha sufrido una serie de modificaciones, la principal  por consecuencias de un incendio 1834.
Acá se aprecian más medidas de seguridad, pero sin molestar más de lo debido a los viajeros que tranquilamente pueden tomar fotos a la construcción y la torre del reloj.
A un costado esta la  Abadía de Westminster lugar tradicional para las coronaciones y entierros de los monarcas ingleses , como también de personalidades ilustres, de estilo gótico, se aprecia que es una estructura austera, que llama al orden, sin olvidar el poder de las revelaciones de la palabras de la fe de los creyentes.
Dejo este lugar para ver un poco el monumento a Winston Churchill, primer ministro británico que dirigió a este país en el periodo de la segunda guerra mundial, el sol brilla, no es agotador, es tibio, ideal para continuar por las calles londinenses resuenan en mi memoria las canciones de Blur, sin acostumbrarme al cambio de euro a libra esterlina  (pound sterling en inglés) compro algunos libros y llaveros de recuerdo. Se va el dia, a lo lejos se escucha una sirena de la policía cruzando cerca del hotel en Bloomsbury ya es hora de dormir la madrugada me arrastra al sueño.