martes, noviembre 24, 2020

Diario de una pandemia: caminando con la sombra del coronavirus covid-19 en Puerto Montt


24 de noviembre del 2020

             Ayer en la tarde sorpresivamente la Secretaría Regional Ministerial de Salud de Los Lagos informó que la Seremi de Salud Scarlett Molt Heise presentó su renuncia indeclinable al cargo de Autoridad Regional de Salud, a partir del 30 de noviembre.

            La profesional químico farmacéutico, con un MBA en la Universidad Austral de Chile, diplomada en Salud Pública y otras especializaciones estuvo a cargo de la cartera de salud por cerca de dos años, en su gestión se produjo el problema de la basura en la Provincia de Chiloé tema aún no solucionado, la crisis sanitaria por el agua en la comuna de Osorno que mostró todo el rostro inhumano del modelo neoliberal  y la pandemia por Sars Cov2 en toda la Región desde el 7 de marzo cuando se informó oficialmente el primer caso en la comuna de Puerto Montt que nos ha llevado a esta pesadilla de una desastrosa cuarentena, crisis económica y política.

           Scarlett Molt era un personaje fuera de época. Si la simpatía y  la belleza superficial bastaban para imponer políticas neoliberales como una continuidad aparente, una normalidad que debía aceptarse como buena. La aparición del movimiento feminista que acabo con la ilusión de la superficialidad para mostrarnos la opresión de género y el estallido social de octubre del 2019 reflejo  que ya no era viable el maligno modelo impuesto por la dictadura con su manifestó macabro de  la constitución de 1980.

             En el caso de señora Molt fue el representante de como políticas centralistas, que no pudo en su papel de funcionaria revertir quedando los dictados por el Ministerio de Salud desde Santiago con absoluto desconocimiento de las particularidades geográficas y de población. Sin recursos suficientes de lo que se aprecia para hacer fiscalizaciones, ni imponer a las empresas condiciones a sus trabajadores para enfrentar la pandemia y no esa mirada del patrón que todo lo ve a sus empleados como esclavos.

            Puerto Montt al término de sus gestiones queda en un estado desastroso con un malestar que quiere reventar.