24 y 25 de septiembre del 2017
En la isla de Capri termina el viaje con el último canto a la distancia
Pasada las 10:30 de la mañana nos fuimos de Pompeya para cruzar por Napoles. En la zona hacia el puerto se veía muchas zona que mostraban gran precariedad de sus construcciones y edificios de departamentos ocupados por emigrantes en general.Al entrar al Puerto a mediodía tomamos nuestro barco hacia la isla Capri. Fue una hora y media de viaje, viendo a la distancia Napoles y la viva presencia del volcán Vesubio.
Llegamos a la isla marcada por la presencia de gran cantidad de turistas. Tomamos un minibús y comenzamos a subir por la escarpada ruta de la cual se divisaba la accidentada geografía de aquel sitio.
Uno no entendía como conducían los lugareños, pero estaban acostumbrados a este periplo y ha saber los momentos en que cruzar.
La presencia humana en Capri es desde la prehistoria en la Eneida de Virgilio sale nombrada y alcanzo sus años de gloria cuando el emperador Tiberio ( 42 a.C-37 d.C) enamorado por la belleza del lugar construyo grandes residencias y otras obras.
En la parte alta de la isla comimos algo en un restaurant y caminamos por la tienda del lugar, los precios muy caros en general, se debe recordar que todo se debe traer a la isla y es residencia exclusiva de estrellas y millonarios.
En la tarde recorrimos en una lancha los alrededor de la isla, realmente bello, la guía nos indico una casa lejana donde habría vivido Neruda. Recordemos que en 1952 paso seis meses acompañados de su amada Matilde Urrutia en estos parajes donde compuso su libro Versos del Capitán.
A las 18 horas volvemos a Napoles tomamos el bus. De vuelta a Roma.
Al otro día tomamos el avión de Roma a Madrid España, una escala que me sirvió para comprarme algunos libros de historia de España.