Miercoles 28 de
septiembre del 2016
Otra vez al
aeropuerto de Auckland a tomar un avión rumbo a Wellington. Con ropa comoda,
documentación al día, entro a la aeronave, el viaje dura algo más de una hora
pasando sobre esas largas nubes blancas que definen el nombre del país.
El aeropuerto de
Wellington me parece algo más grande que el de Auckland con muchas tiendas de
todo tipo. Pronto encuentro el paradero de buses, el trayecto demora unos 15
minutos pasando por poblaciones residenciales hasta el centro.
Una pocas cuadras
camino hasta la bahía donde se encuentra el museo de Nueva Zelanda o te papa
Tongarewa en maorí que literalmente
significa “ contenedor de tesoros”. Subo
hasta la 2 planta donde se encuentra una didáctica exposición sobre la vida y
vegetación en Nueva Zelanda, después penetro en la exhibición “ Gallipoli : the
scale of our war”, desarrollada por la empresa de efectos especiales weta
workshop que trabajo en la trilogía de el Señor de los anillos. La producción
cuenta la historia de la campaña de Gallipoli en la primera guerra mundial donde nace la identidad de esta nación a
través de la mirada de ocho neozelandeses. Figuras a gran escala, una grafica y
visuales precisas entregan una clara visión de este episodio brutal de la
guerra.
Después en la 3 planta volvemos a profundizar en diversos
aspectos de la cultura maorí, de los pueblos del océano pacifico y la historia
social de este país con sus diversas luchas. Para terminar en la última planta
con un recorrido maravilloso con la colección nacional de arte destacando el
espacio a los retratos del siglo XIX.
Después camino por la bahía de la ciudad que me recuerda en
algo a Puerto Montt y la isla Tenglo, tomo foto a varias placas que recuerdan
la historia del puerto, escuchando a lo lejos un tema de David Bowie que da
ritmo a los pasos.
Llego a la City Gallery de Welligton en la que se entrega
una muestra de arte contemporáneo, interesante el empleo de la materialidad,
esa posmodernidad que busca una identidad
en el viaje.
Después de comer algo rápido cerca de las 14 horas encuentro
una librería de libros usados con interesante ofertas de libros de historia
social de Nueva Zelanda, cerca de allí en una biblioteca había un remate donde
aproveche de sumar más publicaciones que hacían un gran peso al caminar, pero así
es el ansia de saber.
Hago un recorrido por el interesante New Zealand portrait
Gallery donde habia una exposición The Rokeby Portraits: Family Portraits from
the 17th, 18th and 19th Centuries que es una colección de pinturas británicas que
retratan a una familia a través de este periodo de tiempo.
En el museo de Wellington que hace un recorrido intenso de
la historia de la capital de Nueva Zelanda, con la importante labor del puerto,
el comercio mercante, la navegación en geral, empleando en forma útil la
multimedia con una especie de máquina del tiempo que entrega a través de una
pantalla recreaciones de los distintos periodos de la urbe.
Una de las cosas que me llamo en especial la atención es el
espacio dedicado a la comedia del 2014 “What
We Do in the Shadows” de los directores
Taika Waititi y Jemaine Clement que es un documental falso sobre la vida en una
casa de vampiros y que pronto se viene
un spin off de seis capítulos, en la sección dedicado a la película realizado
en Wellington se exhibe vestuario y diversos elementos para la producción. Es
claro que el cine de Nueva Zelanda está pasando por un gran momento ya uno ve extensos
catálogos de sus films con distinto genero y temáticas que van desde las
grandes producciones al cine más experimental.
Otra vez a caminar paso por el parlamento del país,
lamentablemente se me hace tarde ya que todo cierra a las 17 horas para ir a
conocer la casa de la gran escritora Katherine Mansfield que a comienzo del siglo XX describió la
infancia y las familias de esta región proyectando su universo literario a
través de sus cuentos a una escala
mundial.
Termina el viaje a tomar el avión de vuelta a Auckland.