Tomaba su falda suavemente poseída por un éxtasis dejando que el abandono de su ser fuera
arrastrado por un ritmo, aquel que era expresión de puro house , techno duro en
las manos de los dj Mariano Lafebrick y
Delmonte en el bar subte underground pasada las 2 de la mañana.
Puerto Montt 28 de noviembre del 2015.
La madrugada es un portal, el presente se cruza con
el ayer, el futuro son visiones, provocaciones, que las piernas temblorosas en
un ritmo dibujan en la pista.
Los espacios se interceptan en contacto con un sonido que es el encuentro,
el medio para este viaje, el horizonte de un brillo luminoso, la identidad definida y lo posible.
Temprano en el balcón de calle Egaña me había
encontrado en mi sendero con aquella que depósito su luz en un verano de
ilusión, ahora es otra invadida por una presencia que acaricia su mundo,
alejada de mi verbo que buscaba otras inquietudes, rechazando la monotonía de
la cotidianidad, de las palabras hechas, de los personajes que la sociedad de
mercado trata de establecer, no certezas en un presente que se extiende una
y otra vez como el sonido del dj Isabel que sigue resonando con su set a eso de las 1
de la madrugada, mientras las visuales de Juanasacra, son evocaciones,
pasadizos para las miradas, mientras más y más publico se atreve a entrar a la
pista, un todo mientras suena pestañeos finos de cámaras que dejan un registro,
una interpretación del instante, de eso que va pasar y será reinterpretado mil
veces.
Después suena
Miguel Conejeros aka FIAT600, uno de los precursor de la contracultura nacional que fue parte en la década de los ochenta de
la banda Pinochet Boys, también de Parkinson y que desde fines del siglo XX lanzó FIAT600, que
marca el inicio de la escena electro en Chile. Su set me recordaban a Depeche Mode y New Order con
estilo más oscuro, digamos más dark Wave, era una delicia para los que buscan una
vanguardia con contenido, una batalla de la constancia por no dejar de ser.
Desolación es lo mejor que se puede decir al pasar
por el centro entre ambos locales. Poca luz, fragmentación de la arquitectura sin
ninguna continuidad y grupos de perros que van alterando más y más su
comportamiento, por el ruido, la gente que va de un lugar a otro es una
constante, es un tiempo perdido, sin significado más que transitar.
En el subte esta vez se encuentran más militante de la incipiente
escena electrónica local, se baila pero sin perder la conexión, cuando un tono
va o no va bien, si entra bien la secuencia, si la luz esta en forma adecuada,
es algo que los que estamos cerca del escenario percibimos de inmediato, como
algo casi instintivo.
Sube, sube la música, más abandono, siluetas quedan.
03:35 . Retorno al balcón.
En el paraíso esta una mujer en estado de plenitud, de labios
enrojecidos en el deseo, un enigma la envuelve, ese misterio, que las puntas de
sus dedos acarician en su cuerpo, en su baile que marca su territorio de sueños
para si.
En un rincón
dejo que la luz haga lo que tiene que hacer , promesa del mandamiento del
respiro, seguir, siempre seguir, la música está allí, la noche es mente,
historia que continua.
29 de noviembre del 2015