23: 05 horas del 14 de noviembre del 2015 en el bar
subte underground en el centro de Puerto Montt. Desde hace un par de minutos
estoy en el local. En la barra, esa extensión donde la palabra es un murmullo, una frase entre el juego de la
oferta y la demanda del licor endulzante de un viaje nocturno paso los minutos
mientras los dj conectan los cables finales y hacen los últimos retoques de los
set en el escenario para lanzarse de lleno a medianoche con la escalada sonora.
Una buena
cantidad de público ha llegado a esta hora. Atrás se cuentan unos asientos, después
un par de mesas que llegan bien próximas a los diversos parlantes. Las parejas
se pierden en sus pasiones, los amigos conversan algo pasajero, mientras viajan
en intervalos por WhatsApp y otras redes sociales.
00: 10 horas un par de pasos entrego al ritmo del dj
Mariano Lafabrick, las vueltas para saludos y simplemente escuchar, nada más.
Pasado la 1 de la madrugada el dj Matias delgado (
Isabel) con house sometido a intervalos fuertes de percusión hacían un enganche
ideal para pasar el tiempo en una fragmentación de secuencias que escalaban y
sumaban a más parejas al baile.
03:00 horas suena Johann Rehbein. Bailo con más
intensidad, subiendo al climax de la fiesta de música electrónica zero, mirando
la dulce mirada de una maravilla que florece en su enigma, no importa si estas en grupo, amando en el delirio a la carne de
la utopía y en la soledad de la única posibilidad sostenible la música. Todo
pasa.
Una tierna belleza me dice que esta de cumpleaño,
le digo que disfrute, el tiempo es lo valioso. Un universitario me pregunta
insistentemente sobre el significado de la geografía, quizás sea eso, el todo que está aquí y aquello más allá, la naturaleza que respira y triunfa cada vez
que al salir se hace inmensidad al caminar por el seno de Reloncavi hasta el
amanecer.
15 de noviembre del 2015.