El pestañeo se clava en las palpitaciones de luz de las estrellas y el colectivo
cruza por Puerto Montt esta noche del 16 de octubre del 2015, rompiendo el
silencio de algunas arterias poblacionales para entrar de lleno en el centro,
donde las aguas del seno de Reloncavi son una presencia oscura, una ausencia
donde la luz de los edificios marcan el orden invitando a perderse en el refugio de la civilización.
En el subte underground club bailo suave en el
inicio de la fiesta a cargo del dj wave ( Pablo Coñuecar) con un set funk,
house y pop. Todavía nadie sale a la
pista, es temprano 23 horas, no importa, el ritmo esta ideal para entrar en
forma, mientras el público juvenil, entre estudiantes universitarios, de centro de
formación técnica, profesionales en sus inicios de sus carreras o trabajadores
del sector servicio ocupan las mesas,
deslizan sus diálogos entre cortados y sueños en el núcleo de lo conocido.
Después otro escenario. Pasada la medianoche el Balcón
de Calle Egaña, el público ocupa la
improvisada pista, suena con fuerza en
ese instante Richi Tunacola líder de la
banda Tunacola y que hace poco fue
confirmado para el Llolapalooza del 2016. Con un set latino electrónico, donde
los sonidos mestizos se hacían cómodos para moverse en un rincón, mirando
siempre las visuales de Juanasacra, en su delicado estilo pop.
Cerca de las 3 de la mañana paso un rato por la
misma calle Egaña hacia el Nogal, donde está el dj Joseph Alexander Guzmán con un
buen set tech house elegante para disfrutar un dialogo con los conocidos sobre el cotidiano
pasar.
Es momento de retornar al Balcón, ya suena el dj Joaquín Colmillo Pérez con un set exquisito bien electro, el piso alfombrado facilita tomar impulso, aliviana la carga de los movimientos, todos en su mundos disfrutan la música. Se aprecia un público a esa hora un poco más adulto, con un vestuario más producido para la ocasión y que conoce algo de estilo de música.
Tomo un descanso. Camino, miro los espejos del local
que reflejan el pasar de los clientes que han llegado al local, me encuentro
con el soplo del paraíso perdido hecho una mirada de ensueño, nos acercamos con
dulzura, las palabras no importan, todo queda en el símbolo, la sabia distancia
de historias que tomaron su huella, el abandono a una inquietud, certeza del ritmo, que sigue
al caminar por las calles hacia el amanecer, perdiendo la sombra y dejando el cuerpo, única revelación
de certezas próximas.
17 de octubre del 2015.