Descubriendo el Museo
del Louvre
En la tarde como las 14 horas me dirigí hacia el museo del
Louvre. Adentro uno se encuentra con varios niveles de tiendas que ofrecen de
todo desde comidas hasta recuerdos para los turistas que en gran cantidad de
encuentran en el lugar.
Compre una entrada general de 12 euros y no tome la opción
de audio guía. Camine y camine por las diversas galerías a ver que me
encontraba.
Este museo consagrado a las artes anteriores al
impresionismo entrega sorpresas, revelaciones al que llega hasta acá. Uno fácil
podría pasar un día solo contemplando y estudiando una pieza de la colección.
Los turistas especialmente japoneses se reúnen lleno de sus cámaras
alrededor de la estrella de este lugar La Gioconda de Leonardo da Vinci. Uno
puede analizar el objeto la pintura, pero es interesante ver el entorno al del
viajero que busca atrapar algo de la magia de esa enigmática sonrisa. Es la necesidad
del registro, de guardar una imagen, más que del valor, el significado de la
obra en si, es la necesidad de tomar un momento, un tiempo, donde lo instantáneo, un saber
disipado ante una información que invade todo, pero entender es un paso tan
lejano como esa mirada enigmática de la obra de da Vinci que dejo al cruzar
otro espacio.
Es impresionante la calidad de las obras del renacimiento
italiano que se aprecian parece como si fuera realidad aumentada, como una 3
dimensión. La pintura tiene vida propia. Más que grandeza de un más allá, sus
autores tratan de atravesar la realidad, sus limites y posibilidades.
Avanzo siguiendo mi secreta fascinación por las culturas de
la antigüedad Mesopotamia con sus dioses ancestrales y su cultura esencia de la
civilización como es el código Hamurabi, parece que el orden, la necesidad de
definir lo desconocido, está en la esencia humana, pero que pasara cuando
salgamos de este planeta para explorar otros mundos, superaremos las barreras
de nuestro pensar?, son ideal que fluyen al avanzar.