A medianoche salí del recinto arena Puerto Montt, en el que
estaba desarrollándose la II jornada del festival sentado frente al mar, en el cual se presentaban ante 5 mil personas las bandas nacionales; Sinergia, Juana
Fe y Los Bunkers rumbo al centro hasta
el Pilares Pub donde ya estaba partiendo la nueva fiesta Rockanrolla enmarcada en el segundo
aniversario desde el inicio de esta propuesta.
En la entrada felicite a Rudo Kat parte de la organización de este
evento, que había sido padre ese mismo día de un nuevo hijo Gustavo, después
baje las escaleras del local y me senté un rato en la barra a conversar con una
bella amiga de temas mundanos para suavemente deslizarme a la pista para bailar
el “'Fluorescent Adolescent” del 2007 de
Arctic Monkeys .
Después me senté un rato hable con una joven que estaba
aburrida ya que había llegado sola a la fiesta, conversamos un poco de lo difícil
que es reconocer la soledad, ese manto de distancia que cubre las miradas
cuando las palabras no basta para comunicar todo lo deseado.
La fiesta comenzó a prenderse a las 2: 40 horas. A esa hora
llegaba todo el publico que se había quedado en arena Puerto Montt viendo la
hora y media de show de los Bunkers.
Bailaba con entusiasmo los ritmos más electrónicos, los
pulsos secos y continuos lanzados por el dj clavando mi mirada en la masa, en
el impacto de las luces que atravesaban el lugar y los vidrios de alguna
botella rota que estaba dispersa en el suelo.
Pasada las tres de la mañana, hubo un alto, todos cantamos
el cumpleaños feliz de las Rockanrolla. Imágenes del recuerdo se me venían por un par de segundo
de todos aquellos que pasaron en algún momento por esta fiestas desde el ya mítico
12 de febrero del 2011 en Mata verde 80 cuando empezó todo.
Quizás lo que
siempre quedara en esta noche, no es la evasión de lo que uno es, sino
simplemente la voluntad de aceptar la vida como un baile con sus alto y bajos dándolo
todo por escribir la voluntad en el tiempo que se desliza entre el cielo
austral.