La preparación del curanto es un arte que se pudo apreciar en el curanto gigante de Calbuco. Nada se puede dejar al azar, los ingredientes deben ser vigilados, la cocción seguida minuciosamente. Los milcaos, chapaleles, cubiertos por el humo y las hojas de nalca que anuncia la pronta salida del placer secreto oculto en la tierra, tesoro prometido a la lengua que busca el sabor preciso de la tierra austral.
Esas protuberancias que salen de la tierra, parecen tener su vida propia. Cada curanto es una historia de comunidades, organizaciones sociales de la comuna de Calbuco que luchan por preservar su memoria e historia propia.
Para cerrar la degustación del plato las familias se alejan del espectáculo oficial para tenderse en la hierba que se precipita hacia el estero Caicaen paisaje en busqueda de lo natural.