martes, abril 10, 2007

Personajes en el laberinto


Las comunidades virtuales en Internet, son un espacio para la complicidad entre individuos que expresan sus pasiones en personajes que pueden desnudar sentimientos imposibles en otros contextos social. Los personajes es una idealización de una parte o toda la identidad original, una imagen que el individuo tiene de si mismo o le gustaría ser y pone actuar en el escenario virtual.
El personaje esta en permanente construcción por su creador, los internautas y el programa que controla a la comunidad. En un comienzo, la particularidad, el localismo, el sentido de pertenencia a un territorio, es muy fuerte, pero sin perderse, va trasformando para dar paso a la aceptación de un lenguaje que todos de alguna forma son parte.
Si queremos caracterizar a estas criaturas del ciberespacio hay que seguir sus huellas. Empecemos por la foto, colocada en esa galería de las vanidades denominada perfil. Esta es una manifiesto de sus intenciones, si coloca su rostro verdadero, refleja soledad, desesperación, nada que perder, ya la incomunicación cobro una victima. Si utiliza la de otro ( un actor, modelo, cara linda o dibujo animado) , es el triunfo del miedo, la sospecha a lo desconocido. Las más osadas son clara muestra de abandono y la necesidad de buscar nuevas experiencias. Las más humorísticas simplemente llamar la atención cuando el anonimato les ahoga.
La descripción que dan siempre es un juego en el perfil, un triunfo del ego, el paisaje es idílico, sugerente, perfecto, hipnótico. En marcado en el estricto orden del programa que moldea como un perturbador director de teatro al actor para seguir los vaivenes del guión, donde todo se convierte en un producto digerible.
En la comunidad, empleara en menor o mayor medida la manipulación de las emociones, él es centro de su mundo. Deseara conocer más y más “amigos”, confesores de los deseos, juguetes de sus caprichos. Su lenguaje será más afilado de lo habitual, es que en esta falsa sociedad igualitaria, hecha de superficialidad, de sombras que hablan y hablan, lo importante es solo reproducir el esquema del programa.
El personaje es una marioneta del sistema. Uno más en el hilo de articulación de esta estructura de consumo. Su ideología secreta rinde culto a la mujer muñeca, con el sutil sexismo que coloca el programa imponiendo una imagen artificiosa, de modelos erotizadas, el hombre bruto y violento, sin capacidad de mostrar debilidad, solo fortaleza, y las minorías sexuales acorraladas, escondidas en su identidad falsa, perseguidos por un orden que siempre esta vigilante, imponiendo la caricatura, una sexualidad exagerada, como una única posibilidad de aceptación.
Finalmente, la oferta y la demanda, entre personajes que venden sus historias a otros, queda mediada por una mano invisible, que busca vender una imagen de mundo, donde no hay más salida, sino retornar al cuerpo para encontrar las explicaciones más profundas de los silencios.