El ruido se deslizaba inquieto, suave, como
un murmullo por la calle O'Higgins en el centro de Puerto Montt. 23 horas del
jueves 2 de abril, el pestañeo lucido se sumerge adentro del patio del bar 258 para
las vueltas de la Zero, una fiesta electrónica que desde hace dos años se hace
en la ciudad.
Después de conversar un poco, siguió el set
techno del dj Mariano Laffabrick tomando impulso para llegar a la medianoche,
entre todos los que llegan al local, entre caras conocidas, marionetas de sus
excesos, algunos disfrazados para superar su monotonía y la mayoría que busca
pasar un buen rato, entre un ritmo rápido, beber las inquietudes y soñar
simplemente soñar, dejando que la luz aletargue la orientación y la razón
duerma en la sonrisa juvenil y los labios de la complicidad de una historia
común hecha burbuja que cruza entre las soledades y el paso justo para entrar
con el dj Johann Rehbein al climax del baile, con algo de indie dance y
dubstep.
Una,
dos , tres de la madrugada. Descanso. Más palabras, de los que no escuchan
nada, ya que no le gusta los sonidos electrónicos, aburridos ven pasar las
horas en la esquina como estatuas, paso, miro hacia el escenario suena Under –x
con ritmo acelerados para entregarse más al ruido de fondo, hago un poco de
espacio en la multitud para disfrutar de lo que queda de la noche.
4: 30
horas. Todo termina.
La
calle se envuelve en el silencio. Es viernes santo. Resucitara mi inquietud
mañana cuando despierte sabiendo que ayer se fue con la nostalgia de aquello
memorizado.
Viernes
3 de abril del 2015