El escenario vivido ahora con el terremoto del 27 de febrero es muy semejante al que presencio el naturalista inglés Charles Darwin en 1835. A las 11.30 AM del día 20 de Febrero de aquel año, un terremoto devasto la zona comprendidas entre los ríos Cachapoal y Valdivia. Concepción y Chillán quedaron en el suelo. Un maremoto arrasó las costas desde Constitución hasta el extremo sur. En Talcahuano el agua subió hasta 30 pies, asoló la población y se retiró en seguida dejando los buques en seco, para venir otra vez, durante varias horas. En la isla Juan Fernández se observó con espanto la aparición de una columna de humo que surgía del mar a poca distancia del lugar llamado La Punta del Bacalao. Este terremoto a diferencia del producido en febrero de este año se produjo en la zona costera lo que aumento la potencia del tsunami. Tampoco
aún no se a presentado el fenómeno que aprecio Darwin antes de producido este fenómeno que fue el aumento de la actividad volcánica en la zona sur de Chile, como nos cuenta el 26 de noviembre de 1834 en su diario de viaje “ la madrugada es admirable. El volcán de Osorno vomita torrentes de humo. Esta magnifica montaña, que forma un cono perfecto recubierto por completo de nieve, se eleva ante la cordillera. Pequeños chorros de vapor se escapan también en el inmenso cráter de otro volcán ( el Calbuco) cuya cumbre presenta la forma de una silla de montar.
Poco después columbramos el enorme corcovado, que bien merece que se llame el famoso corcovado. Vemos, pues, desde un solo lugar tres grandes volcanes en actividad, cada uno de los cuales de alrededor de 7.000 pies de altitud”.
Esto nos lleva a pensar en lo planteado por el profesor David Pyle, del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Oxford, Inglaterra, señala que es probable en los próximos 12 meses aumente la actividad volcánica en la zona. Pyle y su equipo analizaron en 2008 los registros de actividad volcánica ocurrida en todo el sur de Chile durante los pasados 150 años, apreciándose un aumento de la actividad después de terremotos de magnitud, lo que probablemente llevara a un aumento leve de la actividad de algunos volcanes. Los investigadores apuntan que las olas sísmicas que se difunden desde la ruptura del terremoto podrían provocar una erupción al sacudir la roca fundida que se encuentra debajo del volcán.
La historia nos muestra claves que nos pueden servir mucho para afrontar no solo estos periodos de catástrofes y sus consecuencias, sino para prevenir los que se puedan venir a futuro. Conociendo lo pasado sabremos afrontar las pruebas que la naturaleza nos colocara en los años que vienen.