A comienzos del siglo XVII, los holandeses tuvieron un particular interesados por el sur de Chile, principalmente por los rumores de la gran cantidad de oro. Percatándose que este territorio tenia una serie de ventajas para su incursión; la poca población hispana y la resistencia de los huilliches hacia estos, que podrían transformarse en aliados en contra de su mutuo enemigo.
El 6 de noviembre de 1642, zarparon desde Texel, Holanda, los navíos Amsterdam y Eendracht ( concordia) hacia las costas de Chile, mandada por el general Hendrick Brouwer, que había sido gobernador general de las posiciones holandesas en las Indias Orientales entre 1632 y 1635 , siendo además, un miembro distinguido de la compañía de las indias occidentales.
Entre los objetivos que tenia este viaje estaban la detección de yacimientos de oro, atraer la amistad de los indígenas para comerciar y luchar contra los españoles, adoctrinarlos en la religión reformada y fundar una base en la isla Santa María y en lo posible en Valdivia.
El 22 de diciembre de 1642 llegaron a Pernambuco, Brasil, que estaba ocupado por los holandeses desde 1630, donde se unieron otras naves; el Orangieboom, el Vlissingen y el yate Dolphijin, arribando la expedición a las costas de Chiloé el 30 de abril de 1643.
En mayo de 1643, atacaron Carelmapu, quemando su fuerte, a principios de junio agredieron a Castro y volvieron a Carelmapu, debido a las dificultades climáticas, permaneciendo en este lugar entre julio y agosto.
El 18 de julio, dejaron libre a unos prisioneros indígenas que habían tomado en las incursiones por el archipiélago de Chiloé, para que informaran que eran enemigo de los hispanos.
Vinieron a bordo del Eendracht, el 28 de julio de 1643, “dos caciques principales de Carelmapu”, uno de los cuales se llamaba Don Diego , y el otro Don Felipe. Estos llegaron sabiendo del trato de los holandeses y su propuesta para luchar en contra de los españoles, trayéndole Don Felipe “la cabeza de un español que él mismo había muerto hacía como quince días”.
La expedición de estos europeos, partió hacia donde se encontraba las ruinas de la antigua ciudad de Valdivia, con un grupo de 470 huilliches de la zona, repartidos en las diversos barcos de la flota. Al poco tiempo de ocupar el sitio de la antigua Valdivia, tarea que dirigió Elías Herckemans, vicealmirante de esta expedición, que reemplazo a Brouwer, por su muerte el 7 de agosto por una enfermedad, se vieron los holandeses obligados a mandar de vueltas a los huilliches de Carelmapu porque “los de Osorno, disgustados con ellos, querían matarlos, no hallándose seguros” en ese lugar.
Los holandeses al parlamentar con los huilliches pidieron alimentos a cambio de armas, construyeron un fuerte, y acordando un tratado de alianza con los indígenas .
Al estar algunos meses entre septiembre y octubre en Valdivia, los holandeses acordaron en un acta abandonar las costas de Chile, ya que sus provisiones escaseaban, y los huilliches no tenían interés en luchar junto a ellos, por su disposición a reanudar la explotación de las minas de oro, abandonando definitivamente el país 28 de octubre de 1643. Posteriormente Herckemans entrego un informe a los directores de la compañía de las indias occidentales, en la cual les dice que se fueron por la escasez de alimentos y temor al amotinamiento de los tripulantes de la expedición, siendo partidario de hacer otra expedición a este territorio austral, quedando descartado esta iniciativa por la compañía debido al costo, terminando así el sueño colonizador holandés.