El 24 de junio es el Día Nacional de los Pueblos Indígenas en Chile. Es la fecha en que se celebra el inicio de un nuevo ciclo de la naturaleza a partir del solsticio de invierno. Ese día el sol volverá a acercarse a la tierra para dar lugar al tiempo de la siembra.
En el norte los aymaras celebran este cambio natural en su fiesta llamada Machac Mara, los quechuas en el Inti Raymi y en el sur el pueblo mapuche-huilliche renueva su espíritu durante el We Tripantu.
A mapuche y aymaras se suman los Colla, Rapa Nui, Kawésqar, Yagan y Diaguita que si bien su presencia no es tan notoria como la de los pueblos anteriores, su singularidad y riqueza cultural hacen que Chile sea poseedor de un patrimonio cultural incalculable ante el resto de la humanidad.
El We Tripantu
La celebración del We Tripantu (WE=Nuevo / Tripantu=Año) es la celebración del año nuevo de los mapuche-huilliches que obedece al inicio de un nuevo ciclo en la naturaleza.
“WE TRIPANTU o" rito anual de renovación del equilibrio de la naturaleza" es el momento en que la fuerza propia de la vida, de la naturaleza, eleva en la savia de los árboles el nivel de vibración molecular y los seres vivientes regulan su pulsación con el ritmo lunar. El mapuche piensa y siente que las aguas traspasadas por la energía magnética de la luna en esa fecha tienen una energía diferente por lo que toda la familia debe armonizarse con la naturaleza por medio del baño de inmersión bajo cualquier condición climática. Es el tiempo de armonía familiar y de amistad. El quimün (conocimiento) mapuche en un modelo práctico de inter-relación social y espiritual, no es un evento folclórico. El modelo wetripantu se inserta en la cultura, desde una perspectiva epistemológica, social y espiritual, como columna dinámica unificadora de la sociedad y que mantiene la cohesión y filiación del mapuche con su cultura e Identidad.
El conocimiento mapuche es un producto socializado no es el del anacoreta que se esconde en la profundidad de la montaña, sino que es el resultado de la observación permanente de los cambios que siente y percibe de los elementos de la naturaleza, por el hecho de unificar su raquiduam (su pensamiento) con lo que Wünfucha (Dios, creador) le ha dado para cuidar y mantener, tomando de la creación solo lo que es necesario.
Los mapuche, como los aimará, quechua y atacameños, poseían y poseen un gran conocimiento en ciencia, astronomía y espiritualidad. Su legado cultural nos permite saber que ellos lograron interpretar el movimiento del sol, la luna y las estrellas, en especial el planeta Venus. El pueblo mapuche sabía que la tierra era redonda unos 3000 años antes de Colón.
La festividad social espiritual Wetripantü, es un escenario en el que una misma fuerza espiritual denominada newen, estremece de energía a todos los seres vivientes y hace de los hombres y mujeres, hermanas y hermanos con todos los elementos de su medio.
Existe un punto cósmico desde donde se gestiona un estado de renovación física y psíquica, determinado por el regreso del sol a ciertas coordenadas espaciales, que da paso a otro período de tiempo que desde su inicio está energizado por el movimiento lunar.
En la memoria psicológica del pueblo mapuche permanece hoy día la idea latente que antes del Wetripantu existe la noche más larga del año. Cuando ésta llega a su punto máximo se dice que la noche camina de regreso. Wiñol Trekatuy Pun, este es el momento de un cambio total de la naturaleza, tanto en el cosmos como en la tierra, en consecuencia, el día se alarga o retrocede comparándose este hecho con el paso de un gallo, y el mapuche dice Wiñotui Antü kiñé trekan alka.
Se sostiene que el momento del regreso del sol se produce al terminar la noche del 23 de junio, en el instante en que asoma el sol en el este o puel mapu, este hecho de la nueva salida del sol da paso al nuevo ciclo de vida.
Otra de las ideas fundamentales del Wetripantu es que junto al inicio del nuevo año, las aguas de diferentes fuentes entran en un proceso de cambio de temperatura, momento apropiado para bañarse de madrugada. Por medio del agua el hombre y mujer vuelven a hermanarse unidos por una misma fuerza, lllamada newen”.
La llegada del We Tripantu se transforma en una espera muy importante. Las familias y comunidades realizan diversas ceremonias de gran significado religioso.
En la madrugada del We Tripantu toda la familia: ancianos, jóvenes y niños se levantan temprano y van al estero a bañarse. Junto a ello se realiza una ceremonia de rogativa individual.
Además, la familia se dispone en esa ocasión a celebrar el Bakutun, ceremonia donde participan todos los familiares de ambas partes. Esto consiste en que la niña recibe a una segunda madre que a la vez hace de tocaya (Baku) y se le hace entrega de la vestimenta de la mujer mapuche, junto con los aros, pues es la tocaya (en este caso) la que realiza la ceremonia de perforar las orejas (Katan pilun), para que la niña comience a usar los aros.
A los árboles que no dan frutos se les azota para que el año venidero tengan frutos. Esta actividad la realizan los niños a pedido de los adultos.
Este es un día de celebración y alegría, donde los familiares se visitan y pueden compartir comidas, mote, sopaipillas, catutos y el infaltable muday (bebida de trigo o maíz) que acompaña a toda ceremonia y rogativa.
Sabiendo que el We Tripantu es un cambio de ciclo de la vida, cuya clara señal es el solsticio de invierno, es preciso renovarse, convocar nuevas fuerzas.
En la ceremonia se realiza una purificación con agua, con un baño en que se dejan atrás muchas cosas.
En la ruka se realiza el fogón milenario, danzan alrededor del rewe símbolo del cerro más alto. El sonido lo aporta el kultrun, que con su forma parabólica y sus dibujos es una metáfora de la tierra y la cosmovisión mapuche.
En la actualidad dicha celebración en