En 1969 la actual Comuna de Cochamó era un territorio fronterizo que estaba bastante aislado del resto del país, la principal vía de comunicación era fluvial, lanchas que iban y venían hacia
Puerto Montt dependiendo de las condiciones climáticas y otras clase de improvisto. Por otro lado estaba el espacio aéreo donde circulaban principalmente aparatos de
En este contexto se produjo uno de los más llamativos accidentes de la aeronáutica nacional. El domingo 14 de septiembre de 1969 un avión Twin Otter 942 de la fuerza aérea despegaba del aeropuerto El Tepual rumbo a Segundo Corral, en total había veintiún pasajeros. Este viaje tenía como objetivo devolver a sus hogares a doce alumnos de la escuela 57 que fueron invitados por las damas rotarias a pasar el fin de semana en Puerto Montt.
A la altura donde están los cerros de Puelo Alto, comenzó a presentar problemas la nave comenzando a caer precipitadamente hacia tierra. El miedo, la incertidumbre, el temor se apodero de los pasajeros.
De repente un impacto seco remeció a la aeronave. Los fierros se retorcieron. Un intenso sacudon movía los haciendo de los pasajeros. Parecía que todo estaba perdido, que el aliento no podría acariciar otro amanecer.
El Twin Otter 942, penetraba velozmente en una región boscosa. Una ala se desprendió, mientras la aeronave quedaba atrapada en las ramas de unos árboles, dando origen a la escena un espectáculo sobrecogedor.
La noche invadió el cielo. Parecía que esta nave desapareció en el horizonte. No había noticias, solo silencio para los preocupados habitantes de esta zona.
El lunes 15 de septiembre a primera hora partió la operación de búsqueda y rescate. Participaron en estas labores, aviones
Twin Otter de
Así esta búsqueda dio resultados. La figura amorfa del Twin Otter 942, apareció, se pensaba lo peor, sin embargo la vida se abrió pasos para mostrar su gesto de continuidad. Un helicóptero a reacción H-87 de
Inmediatamente se los llevo a Puelo Alto, donde estaba el centro de operaciones. La sorpresa y la alegría se extendían entre los lugareños y los cuerpos de rescate.
El epilogo de esta historia llego el 20 de septiembre de 1969 cuando los pequeños de Segundo Corral regresando a sus hogares estrechando a sus familiares en un abrazo de emoción.
Los restos de la aeronave quedaron allí, en los cerros de
Puelo Alto brillando en los días luminosos como un recuerdo de cómo la vida se abre paso a la adversidad.