miércoles, agosto 08, 2007

Hoteles de Puerto Montt de la década 1930


En 1930 Puerto Montt tenía 16.300 habitantes, el movimiento comercial y la incipiente industria turística permitió la aparición de una serie de hoteles. El más antiguo de ellos por aquella época era el Hotel Hein que fue inaugurado en 1914. Tenía 50 habitaciones. Ubicado en un sitio privilegiado, frente a la plaza, en calle O higgins, cerca de la estación de ferrocarriles y a poca distancia del muelle de pasajeros. El edificio ya era viejo por esos días, lo que requería cierto mantenimiento. Para los pasajeros la atención era grata, debido a la sincera dedicación del personal de este establecimiento.

El Hotel Miramar ubicado frente al ancho hemiciclo de la bahía y de la estación de los ferrocarriles, funcionaba en un edificio de madera, recientemente refaccionado para aquella época. Era el único hotel de Puerto Montt que contaba con calefacción central en todos sus departamentos y dependencias, lo que era un servicio que el pasajero agradecía, por el frió y las lluvias características de la de la ciudad. Según los medios de aquellos años “su propietario se esmera en prestar máximas atenciones, en ofrecer mil facilidades al turista, a pesar de su temperamento un tanto nervioso”.

Uno de los hoteles más elegantes por aquellos días era el hotel central. Cada temporada veraniega, el turista observaba trasformaciones en el establecimiento para su mejor atención, como por ejemplo baños a vapor, servicios de agua caliente en las piezas y un bello café anexo al hotel.

Otra muestra de esta incipiente industria hotelera era el hotel Correa. Las piezas principales quedaban frente al mar y al muelle. Su edificación se hallaba enclavada en pleno centro comercial de Puerto Montt, aunque se podía considerar un tanto estrecho. Los departamentos eran bien aseados y la atención optima, aunque se destacaba su cocina de primer orden en que primaban los platos de la región a base de mariscos, que lo hizo famoso en el sur de Chile.

Por ultimo debemos nombrar al hotel royal. Este quedaba ubicado en calle Egaña esquina de serena, donde el transito de pasajeros era muy menor. Ideal para el que buscaba paz y descanso, huyendo de los ya molestos ruidos de la calle más céntricas era atendido por gran esmero por su propietario que dejo un grato recuerdo al visitante que paso por ese lugar.

Así en estos hoteles se comenzaron a tejer recuerdos e historias de viajeros que se precipitaban por la geografía austral buscando una identidad, la materialización de un sueño en el hielo patagónico y construyendo un sentido de ocupación al dejar su huella en las tierras atravesadas por ríos y canales.