El 7 de febrero de 1866 la escuadra chileno-peruana formada por las corbetas Unión y América, La fragata Apurímac y goleta Covadonga se enfrentaron en un duelo de artillería contra las fragatas españolas Villa de Madrid y Blanca en el histórico Combate Naval de Abtao. Después que ambos adversarios lanzaran unos 2.000 tiros y que los españoles se retiraron especialmente por el desconocimiento de las hidrografía del sector, que podía llevar a sus naves a varar al intentar cortar distancia de sus oponentes, quedo sin ningún vencedor el combate.
Después del combate naval, el gobierno de Chile encabezado
por José Joaquín Pérez, distinguió en 1866 a la oficialidad que participó en el Combate de Abtao, con espadas fabricadas presumiblemente en Inglaterra. Una de ellas le correspondió al entonces guardiamarina Carlos Condell. En una carta fechada en Valparaíso el 18 de mayo de 1895 la viuda de Condell la Sra Matilde L. De Condell le dice a Enrique Phillips director del museo militar que dona las pertenencias de su marido, haciendo la salvedad en su espada que estará en el museo hasta que uno de sus hijos lo reclame. Así la espada llega al único hijo de Condell. No se sabe si esta espada fue utilizada en acciones militares o solo para actividades protocolares de la institución. Lo que si es claro por las características del filo de esta arma, podía ser usada en combate.
En 1967 Emilio de la Maza Fournier director del recientemente inaugurado museo "Vicente Pérez Rosales”, comenzó a recibir una serie de donaciones para esta obra de rescate de la historia local. En eso llega el capitán de corbeta práctico, Sr. Genaro Soto Oyarzún, hombre oriundo de Calbuco que poseía esta pieza entregándola al museo. Este fue un acto privado, no existiendo ningún acta de donación, ya que en ese entonces no era practica levantar acta de las piezas.
Posteriormente en los sucesivos traslados de la dependencias del museo por la ciudad esta pieza histórica fue quedando relegada y abandonada hasta que en 1990 el historiador Cesar Sánchez dio con ella cuando estaba en las bodegas del Museo Juan Pablo II.
Desde hace mucho años a existido el interés de la Armada de Chile de ser custodios de esta espada. Intención claramente manifestada cuando la Municipalidad con fecha del 17 de abril de 1996 presto al entonces comandante del distrito naval Chiloé, esta arma de Condell para ser exhibida en Iquique con motivo del aniversario del combate naval de Iquique.
Recientemente en el Museo histórico de Puerto Montt Juan Pablo II se realizó la firma de un Convenio de Cooperación entre la Armada de Chile y la Municipalidad que se constituye en el primer paso del proyecto “Museo Marítimo para la ciudad de puerto Montt”. En tal sentido se va ser un esfuerzo para hacer un diagnostico y conservación de esta importante pieza, que por parte del museo de nuestra ciudad a manifestado su deseo de seguir teniéndola.
Finalmente debemos ver cual va ser el futuro de la espada de Condell. Existe un real deseo de la Armada de Chile por tener a esta pieza que tiene tanto significado para su historia institucional y para el museo Juan Pablo II es un atractivo para el visitante que no esta dispuesto a perder. Lo importante es la preservación de esta pieza histórica, la armada tiene una estructura museológica que da la seguridad de continuidad en la investigación y preservación de este tipo de piezas. Nuestro museo hoy en día aún no la tiene. Lo importante es valorar y mantener esta espada llena de historia que nos habla de un pasado lleno de símbolos para el presente.
Después del combate naval, el gobierno de Chile encabezado
por José Joaquín Pérez, distinguió en 1866 a la oficialidad que participó en el Combate de Abtao, con espadas fabricadas presumiblemente en Inglaterra. Una de ellas le correspondió al entonces guardiamarina Carlos Condell. En una carta fechada en Valparaíso el 18 de mayo de 1895 la viuda de Condell la Sra Matilde L. De Condell le dice a Enrique Phillips director del museo militar que dona las pertenencias de su marido, haciendo la salvedad en su espada que estará en el museo hasta que uno de sus hijos lo reclame. Así la espada llega al único hijo de Condell. No se sabe si esta espada fue utilizada en acciones militares o solo para actividades protocolares de la institución. Lo que si es claro por las características del filo de esta arma, podía ser usada en combate.
En 1967 Emilio de la Maza Fournier director del recientemente inaugurado museo "Vicente Pérez Rosales”, comenzó a recibir una serie de donaciones para esta obra de rescate de la historia local. En eso llega el capitán de corbeta práctico, Sr. Genaro Soto Oyarzún, hombre oriundo de Calbuco que poseía esta pieza entregándola al museo. Este fue un acto privado, no existiendo ningún acta de donación, ya que en ese entonces no era practica levantar acta de las piezas.
Posteriormente en los sucesivos traslados de la dependencias del museo por la ciudad esta pieza histórica fue quedando relegada y abandonada hasta que en 1990 el historiador Cesar Sánchez dio con ella cuando estaba en las bodegas del Museo Juan Pablo II.
Desde hace mucho años a existido el interés de la Armada de Chile de ser custodios de esta espada. Intención claramente manifestada cuando la Municipalidad con fecha del 17 de abril de 1996 presto al entonces comandante del distrito naval Chiloé, esta arma de Condell para ser exhibida en Iquique con motivo del aniversario del combate naval de Iquique.
Recientemente en el Museo histórico de Puerto Montt Juan Pablo II se realizó la firma de un Convenio de Cooperación entre la Armada de Chile y la Municipalidad que se constituye en el primer paso del proyecto “Museo Marítimo para la ciudad de puerto Montt”. En tal sentido se va ser un esfuerzo para hacer un diagnostico y conservación de esta importante pieza, que por parte del museo de nuestra ciudad a manifestado su deseo de seguir teniéndola.
Finalmente debemos ver cual va ser el futuro de la espada de Condell. Existe un real deseo de la Armada de Chile por tener a esta pieza que tiene tanto significado para su historia institucional y para el museo Juan Pablo II es un atractivo para el visitante que no esta dispuesto a perder. Lo importante es la preservación de esta pieza histórica, la armada tiene una estructura museológica que da la seguridad de continuidad en la investigación y preservación de este tipo de piezas. Nuestro museo hoy en día aún no la tiene. Lo importante es valorar y mantener esta espada llena de historia que nos habla de un pasado lleno de símbolos para el presente.