La luna tiene un color sangre esta noche y tus labios lleno
de recuerdos se impregnan en la piel , dejando el deseo como una droga de
aliento que se disgrega en el espacio hecho de humo de tabaco y ceniza que
cubre el cielo, de ese suelo que arde en la periferia de la ciudad de Puerto
Montt, pero no importa nada, esta esa risa que golpea mi conciencia, abierta a
los rincones del patio del bar 258.
Es jueves 26 de febrero del 2015. El pulso comenzó con el
house de Micka Dsc cerca de medianoche, fue una escalada continua al ritmo,
mientras el público comenzaba a llegar
al local. Las visuales eran el encuentro con un estilo, la distancia necesaria
con la monotonía, el refugio para escuchar hasta que el estallido del trance
con Neon Pulse dejara esa onda de movimiento cruzara en un respiro para bailar,
siguiendo la mirada tierna de una joven abierta al futuro, donde este
testamento sonoro cobra nuevo sentidos en la soledad con significancia, resistencia
del yo, al abandono de una urbe, que sigue sus propios caminos de consumo.
Jamás el saber es separación, es simple sentido que se les
da a las sombras en movimientos, cada pestañeo, más y más cuerpos cruzan en sus
giros, mientras Christian Parancan entrega una fina selección de remix y
sonidos electro con toques ochenteros y la
dj Kate Baldovino nos invita en la madrugada con su poderoso set de Nu disco, a
dejar todo en el baile, el rito necesario de liberar y rencontrarse con lo
posible, nombrado paraíso.
Estas moviéndote como un angel de memoria, me hablas de un
bar perdido en el tiempo, en el cual mi ente pasado estará circulando aun
disfrutando los territorios de las revelaciones de las delicias, que brotan en
ti como algo natural, de una pasión, un
sueño que queda en mi , dando vuelta al término de la fiesta siguiendo el
camino de la revelación de un mañana que de nuevo hace otro día, de un mundo
parecido, pero levemente diferente al de ayer, que ya es un recuerdo contaste hecho
ritmo al infinito.
27 de febrero del 2015