Bailaba en una nueva fiesta Rocknrolla, con los acordes de un tema Foster The People, cerca del escenario donde el dj en su espacio
virtual liberaba esas descargas sonoras que penetraban en la cabeza, sacando impulsos
energéticos, borrando distancias, haciendo uno con la masa en el climax de
cada canción.
La pista de baile
del Barra Bass Bar Cervecería en Puerto Montt recibía esas oleadas de sonidos que golpeaba las murallas para revotar en el suelo, entrando como enredaderas por
las piernas, electrizando la punta de los dedos la cual formaba el corte preciso de la coreografía inspirada por los deseos.
Algunos trozos de
botellas rotas creaban cristalinas formas que eran arrasadas por la luz, en
un par de segundo se desintegraban, los cientos de pedacitos insignificantes se borraban en el ir y venir de los bailarines.
El baile grupal de
los conocidos era una ronda desatada que se deslizaba como un torbellino, pasaba como una borrosa mancha de rostros que ante cada pestalleo eran
olvidados al deslizarse más al fondo de la madrugada.
Escucho Rock this
town el clásico de stray Cats recordando siempre el momento, aquel que da sentido a los suspiros envueltos en historia.